Organigrama de un club deportivo: cargos y funciones

El conocimiento de estos aspectos fundamentales para el funcionamiento de un club se aborda específicamente en los estudios en gestión deportiva, una formación especializada sobre la materia que resulta esencial para poder desempeñarse profesionalmente en el mundo del deporte.

Conoce cómo es el organigrama de un club deportivo

La Ley del Deporte obliga a los clubes profesionales españoles de cualquier índole a regirse por unos órganos de gestión sujetos a la rendición de cuentas. Aunque aquí, cabe diferenciar entre aquellas organizaciones que son Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), cuya titularidad pertenece a los accionistas, y los clubs que son propiedad de los socios, como es caso del FC Barcelona, el Real Madrid, el Athletic Club de Bilbao o el Club Atlético Osasuna que, por ejemplo, al menos en teoría, han de elegir a su presidente en unas elecciones.

La Asamblea General de accionistas

La Asamblea General de accionistas, o de socios en los casos correspondientes, es el órgano más importante en la gestión de la organización. En los clubes que no son SAD, no todos los socios tienen un poder de decisión igual, ya que existe la figura del compromisario, al que se le da derecho a voto en las asambleas por criterios de antigüedad. Su número puede variar en función de los distintos estatutos de los clubes, pero en algunos casos se sitúa tan solo en torno al 0,6% del total de socios.

En cambio, para decisiones como la elección de presidente y junta, la participación es universal, salvo que los estatutos establezcan alguna restricción (por ejemplo, por no estar al día de las cuotas).

Los cometidos más importantes de la Asamblea General son la propia elección de la junta directiva, la aprobación de las cuentas anuales y la validación o censura de la gestión realizada por aquella.

Además, de acuerdo con lo que prescribe la Ley del Deporte la Asamblea General, habrá de reunirse como mínimo una vez al año.

Junta Directiva

La Junta Directiva se encarga de la gestión del día a día del club y de adoptar las decisiones concernientes a altas y bajas de entrenadores, fichajes de jugadores, renovaciones, etc. Es un órgano colegiado, lo que comporta una asunción de responsabilidades y una rendición de cuentas compartida.

Las juntas directivas han ido multiplicando sus cargos y haciéndose más complejas con el paso del tiempo, pudiendo llegar a incluir a varios vicepresidentes y responsables, desde de marketing hasta de relaciones institucionales. Aunque lo que establece la Ley del Deporte es tan solo que al menos ha de haber un presidente, un tesorero, un secretario y vocales.

Presidente

Detenta la máxima autoridad en la junta, dirige la gestión de los distintos ámbitos del club y lo representa en la vertiente institucional. Aunque sus atribuciones siempre variarán de acuerdo con los estatutos existentes en cada caso, o la posible delegación de funciones que pueda hacerse en los vicepresidentes.

Tesorero

Es el responsable de la operativa económica y bancaria, y una figura muy relevante desde el punto de vista legal, por lo que este cargo suele atribuirse a alguien de plena confianza del presidente y la junta.

Secretario

Hace las veces de fedatario público de los acuerdos alcanzados en la junta, y se encarga de su correspondiente plasmación en las actas. Además, está autorizado para la expedición de certificados que puedan requerir federaciones, órganos administrativos, bancos, etc.

Vocales

Son los integrantes de la junta directiva que no tienen ninguna responsabilidad asignada, pero sí voz y voto para la toma de decisiones siendo, por tanto, también responsables de las mismas.

Junto a los vocales, estarían los responsables de área que sí tienen funciones encomendadas, de acuerdo con la discrecionalidad del presidente o en las condiciones previstas en los estatutos del club.

Existen diferentes modelos de gestión

Con todo, aunque esta estructura conformaría el organigrama arquetípico de cualquier club deportivo, lo cierto es que nos podemos encontrar con diferentes modelos de gestión. Por ejemplo, los de índole más presidencialista, en los que el presidente tiene poder de decisión en todas las cuestiones institucionales, económicas y deportivas.

Mientras que otros, muy característicos por ejemplo de los clubes ingleses, ahondan más en la especialización, disociando la vertiente económica de la deportiva. Por último, otro modelo detectable es aquel en el que el presidente ostenta poco más que la representación institucional, delegándose todo lo demás en los responsables de las distintas áreas.

En cualquier caso, más allá del modelo por el que se opte, lo que sí que resulta incuestionable actualmente es la necesidad de profesionalización de la gestión deportiva, algo a lo que pueden hacer una gran contribución los especialistas que se forman en los estudios sobre la materia que ya se pueden cursar hoy en día.